
Es increíble ver cómo nos cuesta levantar la vista para mirar a largo plazo e imaginar un país mejor, producto de un acuerdo entre todos los actores de la sociedad, un consenso de no más de 4 o 5 cosas básicas que no hay que inventar, sólo basta con mirar a los países que les va mejor que a nosotros medido en términos de pobreza, inclusión, educación, inversión, crecimiento etc.
Nos mentimos tratando de crecer para adentro, solo mirando el mercado interno, pero necesitamos dólares y cerramos exportaciones, hablamos de las Pymes y de su peso en la economía y en el empleo y la “mochila fiscal argentina” es ya insoportable para grandes empresas, lo que hace inviable hablar de las Pymes en este contexto.
Hablamos de federalismo y tenemos un sistema impositivo unitario, donde todo el flujo se concentra en Buenos Aires para después distribuir discrecionalmente, entonces el que gasta no es el que recauda por lo que el único resultado posible es déficit y populismo. Un sistema impositivo plagado de impuestos distorsivos (Ingresos Brutos, retenciones, débito y crédito bancario, etc.), en Latinoamérica el país que nos sigue en el ranking de estos impuestos tiene la mitad de los que tenemos nosotros. Si a este cuadro le sumamos un 40% de informalidad, el combo es difícil de digerir para cualquier actividad económica por la inequidad que esto genera.
Ahora, si fuéramos capaces de levantar la cabeza juntos veríamos “los trenes que pasan” con destino a un país mejor. Veríamos un mundo hiper líquido al que le sobran dólares ávidos de oportunidades de inversión, veríamos las bajas tasas con que se financian nuestros vecinos mientras nosotros no tenemos acceso al mercado de crédito, ni el sector público ni el privado. La pregunta es: ¿cómo es posible crecer sin financiamiento?
Veríamos la demanda creciente que existe para nuestros productos de la cadena agroindustrial que puede seguir creciendo en todas sus sectores, también en lo que respecta energía, servicios de tecnología y así podríamos seguir enumerando sectores. En cambio no vemos la importancia de la salida de algunas empresas del País y dejamos pasar la oportunidad de convertirnos en el destino buscado de las empresas en este mundo que mira la oportunidad para alocar recursos.
Datos recientes hablan de precios de commodities que se sostendrían en los actuales niveles en los próximos años, producto de la mayor demanda de alimentos, de los bajos stocks actuales y de los pronósticos climáticos de largo plazo.
El viento de cola continuaría un tiempo más para el país.
Hoy más que nunca debemos rápidamente elegir un rumbo entre todos y acordar cómo seguir pensando y construyendo una Argentina de largo plazo y sustentable en el tiempo.