
Entramos en el último mes del año luego de lluvias que han sido muy variables en cantidad y distribución. Sigue muy complicada la zona Núcleo central que está terminando de cosechar los menores rendimientos históricos de Trigo y que además está muy complicada con la siembra de Sojas y Maíces tardíos. El resto de las zonas ha recibido algo más de lluvias y se esperan rendimientos de Trigo bien por debajo del promedio y tratan de cerrar las siembras de Soja y Maíz tardío según los patrones de humedad de cada lote.
Todo muy ajustado lamentablemente y esperando se recompongan las lluvias a partir de diciembre.
Sin dudas las proyecciones iniciales de producción 2022-2023 que marcaban un crecimiento sobre la 2021/2022 se caen significativamente de las 140-145 millones de Tns. previstas en Julio 2022 a 110-115 millones de Tns. en el mejor de los casos, o algo menos si continúan las condiciones climáticas adversas. Esta caída importante no es solo el no ingreso de Trigo y cereales menores de invierno, sino que se sumó además un atraso considerable en las siembras de Maíz y de Soja de primera que en general van asociadas a menores rendimientos potenciales. Habrá que ver que ocurre con las lluvias de aquí en más, pero sin dudas cada semana que pase y no se recupere el nivel de agua del suelo, implicará menor producción futura seguramente.
Esta fuerte caída en la producción implica con un precio FOB promedio del complejo granario de 450-470 U$A/Tn, una reducción de ingresos por exportación para 2023 de entre 12.000 y 14.000 millones de dólares, en un año muy dependiente del ingreso de dólares, que no estarán.
En forma simultánea al rigor del clima se deben sumar la inestabilidad en las reglas de juego, las intervenciones en los mercados generando distorsiones y falta de previsibilidad, tan necesaria para la planificación de la nueva campaña y las inversiones, el único objetivo ha sido recaudar dólares a cualquier costo, incluso para vendérselos a la gente que huye del peso a menor precio. Si el objetivo es aumentar reservas, la inflación es el mayor obstáculo para poder alcanzar ese logro. La gente no quiere tener pesos en sus manos y esto acelera la velocidad de circulación más cepos cambiarios diversos, importaciones cerradas etc., todo induce a mas incertidumbre e inflación, un circulo vicioso de donde no podemos salir.
Las devaluaciones selectivas (¨dólar Soja 1 y 2¨) para generar ingresos adelantados al fisco, independientemente de la mejora de corto plazo a quién decide vender, generan aumentos de costos a otras agroindustrias, pérdida de competitividad, fuertes variaciones sobre los alquileres de los campos que se fijan por el valor de lo producido y un fuerte rechazo de quienes producen por el cambio constante en las reglas del juego.
De hecho, hoy se reclaman valores diferenciales del dólar de exportación, para todas las actividades que participan del comercio internacional.
Todo lo que se ha planteado en los últimos meses solo son medidas de cortísimo plazo que no solucionan el problema que arrastramos desde hace años, generan otros problemas adicionales y crean un marco poco propicio para pensar en invertir, crecer y generar nuevos empleos en el sector Agroindustrial.
Estas decisiones generan además una profundización de las diferencias existentes entre los distintos eslabones de las cadenas de valor que tratan de tomar ventajas individuales, sin mirar el mediano y largo plazo del conjunto de la cadena Agroindustrial y del País.
Es difícil de explicar cómo luego de la pandemia de COVID 19 y la recuperación posterior de la demanda de alimentos y del fuerte impacto sobre los mercados de alimentos y energía por la guerra Rusia-Ucrania, que la Argentina siga perdiendo protagonismo en su participación en el comercio exterior respecto a los Países competidores y al potencial que tiene.
El complejo granario, carnes, lácteos, pesca y otras cadenas agroindustriales representan el 65/70% de las exportaciones del País y crecen muy por debajo de sus potencialidades. Al mismo tiempo nuestros competidores aumentan constantemente la producción y desarrollan nuevos mercados y productos que les permite seguir creciendo en forma importante en sus exportaciones.
No es viable un País distinto al actual, sin una Macro estable (política, institucional y económica), reglas de juego claras que se cumplan y un Plan estratégico de largo plazo de un País, que se abre al Mundo y al comercio internacional.