
Estamos -y por lo visto seguiremos- encerrados en un círculo vicioso que nos atrapó hace décadas, -casi un siglo- y mantenemos enormes deudas para con la sociedad en lo social, sanitario, económico y también en lo que al sistema republicano se refiere.
Nuevamente se acerca un evento eleccionario, gracias a la democracia que supimos conseguir, y a pesar de la gravedad de la situación, las prioridades de nuestros políticos se cambian y dan vuelta con el único objetivo de las elecciones y mientras tanto, ¨el barco se está hundiendo¨.
Lo que se suma a que en tiempos no eleccionarios repetimos una y otra vez los mismos errores, ya que a esta altura de la historia pretender conseguir resultados diferentes con recetas que han fracasado una y otra vez en el pasado no tiene explicación alguna, salvo que el objetivo no sea hacer grande a nuestro país, reduciendo la pobreza, mejorando la educación, generando más trabajo y atrayendo inversiones para financiar el crecimiento.
Sobran los ejemplos; desde el cierre de exportaciones a la estatización de empresas, la estatización de la hidrovía y los ferrocarriles de carga, la incapacidad de sentarnos en una mesa todos los sectores para definir un sendero, independientemente de las diferencias políticas.
Tenemos que acordar y definir entre todos dónde queda el norte, nuestro norte, al cual aspiramos si queremos que si sean nuestros objetivos los antes mencionados.
Debemos acordar pocas cosas, pero concretas e independientemente de quién gobierne esos lineamientos se respeten, porque es imposible avanzar si cambiamos reiteradamente el rumbo y no terminamos avanzando sino retrocediendo en relación al resto del mundo.
Es un tema de todos, políticos, empresarios, sindicalistas, sin dejar a ningún sector ni a nadie afuera.
Estamos con una nueva oportunidad que nos da la macro global post pandemia, bajas tasas de interés, mayor demanda de alimentos etc., pero solo está en nosotros tomar las herramientas y ponernos a trabajar.